

¿Mala suerte? ¿Destino? ¿Estupidez aguda? Cualquiera de estas tres cosas pueden ser imanes para catástrofes totalmente bochornosas. En otras palabras, para “pifias épicas”. Fallos tontos en tatuajes, hemorroides explosivas, palomas de la paz ardiendo… no hay nada que no haya pasado alguna vez en algún lugar del mundo.
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